Natalia Cortés García
Nunca pensé, a lo largo de estos quince años, que escribiría un artículo para la revista del Centro, y aquí me tengo, delante del ordenador intentando reflejar en esta hoja el sentimiento que llevo muy dentro del corazón en esta situación extrema que vivimos.
Y lo hago configurando el texto, con el tipo de letra y el tamaño que me gusta utilizar en mis escritos, bueno, en los del Centro, que tengo que pasar a la firma, registrar, ensobrar y enviar a nuestra Delegación Provincial, al Servicio de Inspección o a la Secretaría General.
También a nuestros alumnos, entre otros, esos en los que les avisamos que tiene a su disposición su título de Graduado en E.S.O., de Bachillerato o de Técnico o Técnico Superior en Formación Profesional.
Hay quien me dice que la Times New Rome está pasada de moda, y puede que sea verdad. Y es que yo ya tengo una edad. “Vaya mierda”.
Porque nunca hubiéramos imaginado nada igual. A mí, que no me gustan nada las películas de Ciencia Ficción¡… pues toma!!!! Tan real como la vida misma.
Estamos empezando a valorar lo mejor que ella nos ha regalado. La compañía de nuestros seres queridos, nuestra familia, nuestros amigos, profesores, la gente de nuestro entorno, nuestros vecinos, y todos esos que hacen que nuestra vida sea más bonita.
Desde mi casa, pensando que esta vez, la primera que escribo para nuestra revista, no lo haré más, porque quizá el próximo año, por estas fechas, me haya jubilado y ya no esté en el Centro.
Y quiero también con ello dejar constancia de lo mucho que me gusta mi trabajo, formar parte, una parte pequeñita, del colectivo de personas que hacen que nuestro Centro funcione, y que funcione bien. Porque tenemos ese empeño. El que nuestr@s chic@s encuentren su camino con nuestra ayuda.
Desde la Secretaría, y no siendo docentes, nos gusta animaros (cuando venís en 1º de ESO a hacer las matrículas con vuestros padres) a que vengáis solos el próximo año. Nos gusta daros consejos (de madre) cuando os lleváis los resguardos de los títulos, o los Historiales Académicos, y advertiros de lo importante que son vuestros papeles para nosotros. Vuestros expedientes, que no veis, pero están ahí, guardando el tesoro de vuestro paso por el Centro, para que luego algún día os veamos como Médicos, Técnicos en Farmacia, Informáticos, Maestros, Ingenieros, Higienistas, Alcaldes, ….y vengáis a recoger vuestros Títulos, casi olvidados por vosotros, pero guardados por nosotros con todo el cariño de valorar el esfuerzo que os costó conseguirlos.
Una de las primeras cosas que me plantee cuando todo esto empezó, es que la Tierra se había enfadado con nosotros. Era como si, al no respetarla nada, nos estuviera dando una lección, un ultimátum.
Ahora los animalitos han empezado a volver a ocupar espacios que les habíamos robado, el aire se ha vuelto más limpio en aquellos lugares donde era solo polución, y rompe esta preciosa primavera que veo de lejos desde mi balcón, y es cuando echo más de menos una de mis aficiones. Esas escapadas al campo los fines de semana que tanto me alimentan el alma, al ir a buscar espárragos, o admirar los pájaros, y escucharles, andar por caminos para poder ver ciervos, o buitres…. porque me encanta hacerlo, y ahora no puedo.
Y querría dejar una reflexión para después, porque habrá un después. Con esto, ¿habremos aprendido a respetar más la naturaleza? ¿Dejaremos que el aire, los ríos, las fuentes, los jardines, las aceras, …se mantengan limpios?
Quizá de esto que nos está pasando aprendamos muchas cosas, pero, ¿cuánto tiempo tardaremos en olvidarlas?
A vosotros lo que os gustaba es salir, caminar hacía el insti y saludar a los compañeros, gastarle una broma al profe, pedirle a Paco el bocadillo de la mañana, y correr hacía casa al medio día para hacer tranquilamente las tareas a la tarde, jugar al ordenador, o chatear con los amigos. Sortear el calendario con las vacaciones de Navidad o de Carnavales, que permitían salir de esa rutina que ahora tanto echamos de menos.
Desde aquí encerrada (confinada, que suena mejor), quiero expresar lo mucho que echo de menos mi trabajo, mis compañeros, el bar de Paco, y ese bullicio intermitente cada mañana (dos veces), que son vuestros recreos. Cómo me gustaría poder “sufrirlos” de nuevo.
Aquí os dejo mis sentimientos. Y el mejor de los deseos, para todos los seres humanos, y nuestra Tierra.
Cuidaos mucho.
Interacciones con los lectores